miércoles, 6 de octubre de 2010

Parrillada Familiar!!!!


Con la mujer dormida como fondo, disfrutamos una deliciosa parrillada familiar (aunque faltaste mi Karlita shula), por el estreno de mi casita de campaña "presidencial".

jijiijii

Saludos

martes, 28 de septiembre de 2010

Las Tacitas

Descargas Eléctricas de Adrenalina



En esta ocasión la aventura nos esperaba en un parque de diversiones al sur de la ciudad, aunque no era nuestra primera opción de fin de semana, terminamos por poner a prueba todo nuestro sistema nervioso en busca de vivir una nueva aventura; acompañados en esta ocasión de la familia decidimos ir tras de “emociones fuertes” y “algo” que contar en la semana.

No lo se de cierto, pero sospecho que la mayoría de juegos mecánicos están diseñados en base a nuestros mas básicos temores y el reto es “probar” nuestros instintos animales de supervivencia y de conservación; claro que generado en un “ambiente” controlado pero que te lleva a conocer los límites de la excitación.


Las sensaciones que experimenté el fin de semana pasado en mis receptores sensoriales (acústicos, luminosos, de temperatura, etc.) me dejaron a “flor de piel” una sensación de inseguridad y miedo a precipitarme “vertiginosamente”. Inician provocándote una “agitación violenta” ya sea de “vértigo” o un “desequilibrio” en tu estado anímico que te provoca zozobra y ansiedad llevando a tus nervios a la perdida total de la tranquilidad.

Ahora bien, el estado anímico de shock producido por los juegos mecánicos (que en la mayoría de juegos lo identificas con una “opresión epigástrica”) es un estimulo sensorial que te provoca cierta “excitación de alegría o euforia” p
or el golpe furtivo de la adrenalina a tu corazón, y lo externas desde los gritos “obscenos” hasta las lagrimas incontrolables pasando todo ello por risas irracionales. Nada de lo anterior es de extrañar, ya que se encuentra en desequilibrio todos los sistemas fisiológicos del cuerpo.

Terminamos la noche entre risas familiares, rememorando los temor
es y limites experimentados sin dejar aún la euforia de la perdida de control de nuestra vida cotidiana. Imaginé como hubiera sido conducir de regreso a casa por la ciudad bajando inmediatamente del “superman último escape”…. De locos.
Fin de mi cardiaco escrito, hasta la próxima aventura.

lunes, 20 de septiembre de 2010

El día que me encontré a Tláloc en Coatlinchán

Con el dicho: “la aventura nos aguarda” mis amigos y yo nos lanzamos a explorar los campos y serranías del poblado Coatlinchán*, en el municipio de Texcoco Estado de México; con el objetivo de subir el cerro-montaña Tláloc**.

Arribamos a la población de Coatlinchan por la carretera a Texcoco, como a las 9:30 de la mañana del viernes 17 de septiembre del 2010 (intentando hacer la escalada-senderismo del Bi-centenario).

La exploración la iniciamos terminando la calle Insurgentes, encontrando a nuestro paso sembradíos de cereales y algunas milpas; buscando y haciendo senda ascendimos al primer cerro frente a la población (o detrás según la perspectiva), llenando nuestros ojos de hermosos paisajes y los pulmones de aire fresco de la campiña texcocana.

A las dos horas de iniciado el camino y después de ubicar un “camino rural” avanzábamos por una ruta que según indagamos nos llevaba a un lugar conocido por los lugareños como “Tula”, zona cercana según nos dijeron al cerro Telapón, lugar al que consideramos nos alejaría un tanto de nuestra meta; así que el “líder” de grupo en conjunto con la expedición acordamos cambiar el rumbo de nuestros pasos; bajamos la pendiente inmediata hacia el sur ya que se podía observar un camino; después de una dura bajada y una hora por querer encontrar la manera de pasar una profunda barranca que se nos interpuso (y que desde las alturas no se mostraba tan desafiante) regresamos al punto de partida del camino, que no comenté era un acantilado vertical nido de águilas rapiñeras...

Con los ánimos decaídos por sentir que regresábamos casi en su totalidad, vislumbramos en la lejanía un camino de postaje eléctrico que según averiguamos más tarde es un camino para subir a un centro de rehabilitación; este camino es el punto de referencia para localizar la ruta de ascenso en la zona, como lo comentaré más tarde.

Ya ubicado en el nuevo inicio, cruzamos por el puente de piedra un lugar precioso que es al parecer la entrada de una mina abandonada y a su vez el inicio de la cañada sur-poniente de la población; esta cañada fue la referencia guía para adentrarnos en la sierra nevada, la cual recorrimos por más de tres horas, acompañados de una llovizna constante que por momentos arreciaba impidiendo las tomas fotográficas y el disfrute de los paisajes, ya que la neblina impedía ver los cerros adyacentes.

La fuerte y costante lluvia con el bosque denso aunado al cansancio de seis horas de caminata continua, nos llevaron a decidir improvisar un campamento con todos los errores que pudimos cometer; no quisiera enumerarlos porque mi sentido comun me indica que me expongo gratuitamente a un par de reprimendas por los expertos en el tema, así que seguire narrando que la lluvia nos cantó su melodía toda la noche, cesando por periodos breves impidiendo que pudiéramos hacer una fogata nocturna para secarnos la humedad.

A la mañana siguiente con el buen ánimo que la montaña te regala, encendimos fuego y desyunamos caliente; ya con el corazón en la mano inquirimos que para llegar a los manantiales nos faltaban tres horas de camino, medimos los suministros; el agua que preparamos abundantemente se había agotado y los alimentos no aguantarían un día más, así que se decidió emprender el regreso.

Por el camino nos encontramos con diferentes personas, todas a caballo o en burro; entre ellas conocimos a Don José que nos platicó que el vivió una historia fantastica como solo en los pueblos se cuentan, y es que nos platica que tenia en su casa un “pinguito”(***) que hacia “travesuras”, él, respetuoso de las deidades antiguas le construyo un “nichito” para tenerlo ahí; a lo cual el “pingo” se bajaba y amanecia a la cabecera de la cama de Don José poniendole sus “sustos”, así que cansado de esta situación Don José decidió llevarlo al monte (cerca de donde dormimos la noche anterior), lo enterró hasta el cuello y desde entonces ahí lo tiene, visitandolo de vez en cuando así como ese día en que nos lo encontramos en el camino de regreso.

En la medida que nuestros pasos reconocían el camino andado el día anterior el cansancio se desvanecía por querer llegar a la comodidad de nuestros hogares; por ello al llegar a la “cruz” y agradecer su protección al asomarnos por la cañada ni se imaginan quien nos llamaba a visitarlo, nada mas y nada menos que el mismo Tláloc en persona, tuvimos que descender una empinada peligrosa pero ahí estábamos junto al Dios de la lluvia, sonriendo gustozos por la aventura vivida.

¿Te atreverías a buscar el lugar donde Don José enterró a su pinguito?


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* En la casa de la serpiente.

** Néctar de la tierra
*** Posiblemente una figurilla prehispánica


Nota:

La ruta 91 que corre de “Chapingo” a Coatlinchán “por Gonzalez” te sube por la carretera a “montecristo” y te deja sobre la avenida de postaje eléctrico que lleva al centro de rehabilitación; ahí es el punto de partida para ascender hacia la sierra nevada.

Si alguna vez quieres subir y explorar invítanos a acompañarte, gustosos nos pondremos deacuerdo.

Te dejo el mapa que trate de seguir, lo tomé del Blog de http://tlamatzinco.blogspot.com


KONICHIWA!

"La historia de los hombres es un instante entre dos pasos de un caminante."

Franz Kafka